No, si veras tú como....

lunes, 24 de octubre de 2016

Abstención táctica



Nunca he simpatizado con el PSOE. Nunca lo he considerado de izquierdas. Resulta perjudicial para la salud democrática de un país, que un partido se convierta en una enorme maquinaria electoral, cuyo objetivo es recaudar votos para conseguir el estatus de sus miembros.

La situación institucional a día de hoy, es fruto de la incapacidad de los actores políticos para establecer un diálogo sin condiciones. Se rehúye del debate. Se busca poder imponer los postulados propios. De acuerdo, es a través de las urnas. En otro tiempo oscuro en la historia de nuestro estado, se consiguió a través de una dictadura. No es comparable, pero si es molde de lo que sucede a día de hoy.

Hoy el PSOE decide que se abstendrá en segunda votación para la investidura de Rajoy. Han decidido que el partido está por delante de los intereses del país diciéndole a la opinión pública lo contrario. Unas terceras elecciones hundirían al partido de Ferraz. Necesitan tiempo. Haciendo esto avalan la gestión del partido nacido del franquismo sociológico. La fractura social va a continuar. Se va a convertir en la dinámica de España 

Durante meses, los partidos han demostrado que no saben sentarse a negociar buscando los pactos necesarios para formar un gobierno estable. El Partido Popular no sabe negociar. No entiende lo que es. Les suena formalmente, pero desconocen lo que supone. La democracia es un sistema que en su esencia respeta a las minorías. Ellos  mientras tanto, están en el debate de que gobierne la lista más votada, lo que blindaría a los partidos mayoritarios. O sea consagrar el bipartidismo. 

Los resultados de los últimos comicios no le dieron la mayoría. No importa las veces que lo repitan a través de sus serviles medios de comunicación. La mayoría en un sistema parlamentario, es la mitad más uno. Eso es así para evitar los rodillos y favorecer la cultura del pacto, del acercamiento de posturas, el diálogo y la confrontación de ideas. Ellos han sido el partido más votado de los que se presentaron a las elecciones, el 26J. No el mayoritario. No tienen ningún derecho adquirido para gobernar. Solo lo obtendrían con un respaldo mayoritario de la cámara, lo que con los números de escaños obtenidos, supone la cooperación necesaria con otras fuerzas políticas.

El PSOE ha decidido ayudarles. Se ha impuesto en votación en el comité federal la opción de abstenerse. No valía solo decir que no, sin plantear alternativa. No era posible puesto que el socio más cercano, Unidos Podemos, les parece rival electoral a batir. El sector más tradicional del PSOE, áquel que no tiene otro oficio que el de ser político, ha decidido que eso era intolerable. Ha sentido que usurpaban sus derechos y privilegios y puso todo su empeño en destituir a Pedro Sánchez con una guerra sucia. 

Les ha parecido mejor opción, apoyar a un partido de derechas que gobierna para que un determinado sistema de privilegios que fagocita a la clase trabajadora, continúe en el poder. Los socialistas serán cómplices de un partido que en su esencia está la corrupción, el clientelismo, los sobresueldos y en definitiva partícipes de la visión del PP de que el poder es suyo. Que nadie lo entiende mejor que ellos y no hay nadie mejor para ejercerlo. Resumiendo,  que les pertenece

El PSOE ha sido cobarde. Se olvidan de que un partido no es más que una herramienta, en un sistema democrático como este, para defender ideas. Quieren su trozo de pastel en este sistema que hasta ahora les ha beneficiado con un bipartidismo oficioso. Ha preferido atrincherarse para poder rearmarse y volver a él. Si piensa realmente esto, es que no ha sabido interpretar los nuevos tiempos. Si no los sabe interpretar, tampoco está listo para gobernar.

El PSOE no ha salvado España. La ha condenado a un período de inestabilidad que nos llevará pronto a otras elecciones. A partir de ahora hay que sentarse a hablar para sacar adelante reformas legislativas y los presupuestos. Nadie habla de este segundo paso. ¿Cómo podrían aprobarse? Quizá el PSOE piense en dar apoyo incondicional a dichas medidas. O tal vez, perdió hace mucho el pulso de la calle porque estaba más preocupado ocupándose de sus intereses de partido.