Han pasado 9 días y no me resisto a dar mi opinión sobre lo
acontecido en Eurovisión este año.
Antes, aviso a navegantes. No voy a hacer ninguna introducción ni
alegato de defensa del eurofestival. Los que me conocéis sabéis lo que pienso
de él.

El festival del año
anterior, celebrado en Estocolmo dejó el listón muy alto y este año no hemos
tenido ni la frescura ni la agilidad en la conducción de las galas, ni en los
interval-acts. La realización fue buena, pero lejos de la brillantez de la
pasada edición. Aún así ha sido un festival sumamente importante para la imagen
de Eurovisión como evento y como fenómeno cultural, por lo que más tarde
comentaré.
En lo que tiene que
ver estrictamente con la competición, no he entendido que canciones como
Finlandia y Estonia no pasarán a la final. Extenderme en esto no tendría mucho
sentido puesto que todos los años sucede algo así. Aún así el caso de Finlandia
me parece particularmente llamativo. Aparte de los gustos personales de cada
cuál, los representantes fineses, Norma John tenían un tema que era un regalo
titulado Blackbird. Una elegante nana gótica que era del agrado de un amplio número de seguidores. Hay que tener
en cuenta que el jurado tiene un 50% de peso en el resultado. Los jurados están
formados por profesionales de la música y resulta raro que entre los 18 temas
de la final, ellos no se colarán entre los 10 primeros que son los que se
clasifican para la final. Acabaron en el puesto 12. Digo que resulta raro
porque simplemente por el valor musical de la pieza (que quizá no sea lo que
impere en un festival) merecería un puesto destacado para personas que hacen de
la música su profesión.

No pretendo hacer un
análisis detallado de todas las participaciones de semifinales y final, pero si
quiero destacar a tres países
- Bélgica. Pasa de las semifinales tras una interpretación justa, donde el nerviosismo de Blanche te sacaba de la actuación. No puedes disfrutar cuando percibes que la intérprete no lo está haciendo. El tema, City Lights, era un regalo y se aupó al cuarto puesto en la final, entiendo que más por los méritos de la canción (que incluso los hermanos ganadores Sobral han versionado) que por la ejecución del directo, a pesar de que en la final estuvo mejor.
- Holanda: El tema no me convencía de inicio para pasar a ganarme una vez visto en directo. Por dos razones. Me rindo a la ejecución vocal sublime de la polifonía que componían las tres hermanas. Sencillamente perfecta. La segunda razón apela a lo subjetivo. El tema Lights and Shadows está dedicado a la enfermedad de la madre y su coraje al sobrellevarla. La interpretación estuvo llena de una verdad que traspasaba la pantalla y que alguien que no hubiera pasado por esa experiencia vital, difícilmente podría haberlo hecho igual. Como me pasa con Bélgica, quiero conocer a su jefe de delegación, a la persona que está detrás eligiendo los temas y pilotando el proceso, porque su trabajo desde hace años está hecho de forma magistral.
- Armenia. Ya el año pasado nos deleitó con un videoclip en directo y este año con una canción de otro corte volvía a plantear una potente y atractiva puesta en escena. Fly with me tarda más de un minuto en mostrarte la fuerza de su estribillo, pero hasta llegar a ese punto te seduce y atrapa por lo que oyes y ves en televisión. Lástima que su posición decimoctava en la final no refleje la sutileza y estilo que el tema por sí mismo, sí hace.
Pero finalmente
venció Portugal. Lo hizo de forma incontestable, como ningún otro país había
hecho anteriormente. Un tema que hace residir su fuerza en su sencillez y que
convenció a jurado y público de forma unánime. Salvador Sobral siente cada
palabra que canta de una forma especial. Podría hacerte llorar con solo
escuchar sus voz. El tema, Amar pelos dois, está compuesto por su hermana Luisa
Sobral y se viste de música sin más armas que la delicadeza.
La victoria de Portugal
sirve para romper tópicos que cualquier eurofan está cansado de escuchar e
incluso de rebatir. Nosotros ya sabíamos que esto podía pasar y ya el año
pasado Ucrania con su victoria demostró varias cosas. Los prejuicios burgueses
de los críticos al eurofestival no dejan ver ni entender por completo lo que
este festival de canciones supone. Algo que une más que separa y eso, en estos
tiempos, ya es mucho.
Voy a destacar tres
de estos tópicos:
1. Para ganar Eurovisión hay que tener vecinos
porque la política es la que decide las votaciones….
Lo
de los vecinos lo dicen en TVE donde no tienen idea (ni ganas) de lo que
eurovisión es. Si la política fuera el factor decisivo (y metemos en política
vecinismos) los resultados no cambiarían mucho de una edición a otra, como sí hacen.
Portugal tiene como único vecino a España, y ha vencido, arrasando en
puntuación. ¿Por qué? Porque su canción fue la mejor de la noche y porque
Salvador Sobral lo hizo genial.
2. Hay que montar espectáculo y puesta en escena
porque si no, no se gana
A
este argumento se suele acudir cuando falla el primero. Si solamente miramos
desde 2010, los ganadores de las ediciones de 2010, 2014, 2016 y 2017 no tienen
coreografías o elementos que distraiga de la interpretación del cantante,
aparte de las pantallas de LED de fondo que todos los intérpretes tienen.
Portugal basa su puesta en escena en su intérprete y ganó, así que argumento no
válido. Por cierto tampoco montó el “espectáculo” el segundo clasificado,
Bulgaria.
3. Hay que cantar en inglés para que todo el
mundo nos entienda
Hace
bastantes ediciones que se canta en inglés principalmente, cierto. Tiene cierta
lógica si analizamos que el objetivo es hacerse entender y el esperanto de hoy
es el inglés. Tampoco podemos negar eso ni que consumimos mucha música en
inglés. La última vez que una canción ganó en otro idioma fue en 2007, Serbia.
Pero si una canción transmite como lo hace la ganadora de este año, no es
necesario cantar en inglés, dejándonos
ver de nuevo, que lo más importante es el tema y su intérprete.
Teniendo
en cuenta lo anterior, podemos concluir que la victoria de Portugal ha sido
útil. Aunque una creencia popular sea difícil de rebatir, ya disponemos de
varios ejemplos para responder a estos tópicos que no se sustentan por sí
mismos y que en el caso del argumento de los vecinismos sirven a ineptos como
los de TVE, para excusarse por los malos resultados escondiendo el problema
real que es su falta de profesionalidad. No le hagamos el juego.
Respecto
a España. Sin valorar el turbio proceso de selección, fuimos últimos porque no
había más leña que cortar. Una canción (por llamarla de alguna manera) mediocre
cantada por un cantante sin tablas y que no canta especialmente bien. Absurdo
analizar más detalles de su directo. Y sin mucho sentido poner el foco más en
él. Es TVE la única responsable. No conocen el producto eurovisivo ni su
potencial, se mueven por tópicos rancios, aparcados hace varias décadas. No
tienen más interés que cumplir el trámite. Aún están con lo de la canción
festivalera y alegre. Bienvenidos a 1986!!! Cuando ha tocado modernizar algo de
lo que al festival atañe, lo han hecho
con la web de RTVE en su apartado dedicado a Eurovisión. Con luces y sombras.
Luces con la preselección vía web. Sombras con sus comentarios frívolos y fuera
de lugar en las retransmisiones disfrazándolos
de retransmisiones canallas.
Y
acabo con un tema que tiene que ver con la actitud.
Me gusta
que haya ganado Portugal, a pesar de que no era de mis favoritas. Creo que
tiene también mucho de simbólico que ellos se alzaran con el triunfo. Pero esa
no es la actitud, querido Sobral.
Me parece
bien que denomines a las canciones de Eurovisión, en declaraciones previas al
certamen en El País, como hamburguesas y tú un tartar en medio de ellas. Pero no
entiendo qué fuerza te obliga a ir. ¿Demostrar lo exquisito de tu producto?
¿Dar una lección? Quizá no sea el sitio más adecuado para ello, quizá no estemos
preparados para disfrutar la excelencia de tu arte.
Me
parece de mala educación que te quejes en varias ocasiones de que todo te
aburre en Eurovisión. Insisto, ¿para qué vas? ¿qué te obliga? Si hay algo que
te fuerza a ir, dilo y hasta yo te apoyaré. Pero una vez que vas, no entiendo
las ganas de que todo el mundo se entere de lo molesto que estás allí. Nadie te
ha llamado y espero que tu hermana y tú os hayáis presentado a la preselección
voluntariamente.
No
entiendo llegar a la rueda de prensa una vez que has ganado, y negarte a
levantarte con el trofeo para poder dejar a los periodistas gráficos hacer su
trabajo con la excusa de que tú estás mejor sentado. No entiendo qué digas que
ves absurdo que te escolten guardaespaldas. No sé como esperabas salir de un
pabellón en el que todo el mundo se te iba a echarte encima para felicitarte. Tampoco
llegó a entender las razones que te llevan a dejar bien claro que no entiendes
qué sucedía durante las votaciones y que para seguirlas hay que ser matemático.
Si participas en un certamen competitivo y ni te informas mínimamente de cómo funciona,
no puedo dejar de verlo más que como una falta de respeto.
Pero
tu momento de gloria llega cuando has ganado y vuelves al escenario a recoger
el trofeo. Allí los presentadores te preguntan si quieres decirle algo a la
gente que te ha votado. Traduciendo dices que “vivimos en un mundo de música desechable, de fast food music, sin
ningún tipo de contenido y que esto puede suponer una victoria para la música
con gente que hace música que realmente quiere decir algo. La música no son
fuegos artificiales, la música es sentimiento así que intentemos cambiar esto y
traigamos la música de vuelta, que es lo que realmente importa”
Lo
que en ese momento dices, puede parecer un alegato a la música. Yo no tengo
nada que decir a tus palabras e incluso estoy de acuerdo. Pero toda declaración
tiene su contexto. Más teniendo en cuenta que no podemos negar que Eurovisión
es espectáculo, y hay fuegos artificiales y canciones totalmente pop que no
pretenden trascender quizá, pero que en sus intenciones son honestas. El
Festival es una fiesta y en las fiestas hay ciertas relajaciones y licencias.
No
te has privado de decir que no te gusta Eurovisión, pero lo que no entiendo es
para qué presentas tu candidatura a algo que simplemente ignoras y cuyas
características no compartes, lo cual es perfectamente lícito. Pero estás ahí,
has ganado y tu victoria habla por si sola. Ya había suficientes declaraciones
tuyas donde quedaba claro que no eras, por decirlo de algún modo, un producto
típico del Festival. Y ahí reside tu encanto. Una de las fortalezas de
Eurovisión es su diversidad, como rezaba el lema de este año Celebrate Diversity. Un año puede ganar
una canción instrumental, otro año una canción con estrofas en tártaro, unos
orcos, y por supuesto, artistas como tú.
Cuando
subiste, ya como ganador, quizá era el
momento de expresar agradecimiento a los que te habían mostrado su cariño y
admiración, no el momento de dar lecciones, a ese público que según tú,
consumía hamburguesas, pero que vaya usted a saber porque, ha valorado tu
canción como la justa ganadora. Y de paso ser agradecido con el resto de los
países que han hablado maravillas de ti y de tu tema y que te consideraban ganador, arrancando lágrimas incluso entre
ellos, durante tu directo. Una canción
que por cierto, es preciosa pero que no
ha llevado a la música a sitios donde no haya estado ya antes, incluso en Eurovisión.
Cito de memoria: Irlanda 1994, Noruega 1995, Irlanda 1996, Montenegro 2015,
Serbia 2004, Ucrania 2016, Holanda 2014, etc…
Esto
no quita un ápice de mérito a tu victoria, pero también hay que saber elegir
los momentos cuando toca ser humilde y dar las gracias y cuando toca expresar que es para ti la
música.
Nos
vemos en Portugal!!!