Con un poco de retraso, pero os dejo la crónica del irregular cuarto día del Festival.
Para empezar vi The Island, una prueba de que a veces leerte la sinopsis no te vale de nada. Supuestamente trata sobre una pareja que se va de vacaciones a Bulgaria y allí el chico empieza a encontrarse con su pasado.. Lo que ocurre es que una vez que ocurre esto, el film cambia de tono y al menos a mi parecer, no de forma afortunada. La intención es narrarnos una pérdida de identidad, pero no dejas de tener la sensación de que aquello es extraterrestre y no funciona. Creo que está mal propuesto y llevado a escena. Te saca de la película para preguntarte qué es esto y porque han decidido meterse por ahí. No cuento más, por si os da por verla.
Seguimos con un aparentemente, sugerente documental, llamado Abenland, donde se nos iban a mostrar a personas que viven y trabajan de noche. ¿Interesante verdad? Pues solo es interesante si te gusta ver un documental en el que nadie narra nada. Se ven personas trabajando de noche. Ni sus trabajos están especialmente vinculados al período nocturno ni son interesantes. Vamos que acabé saliéndome después de ver al papa en el Vaticano en un acto “anocheciendo” (que ni noche ni leches). No perdáis el tiempo.
Nos vemos por aquí con más Cine Europeo
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